Bajo el lema “Uniendo al mundo para hacer frente al cambio climático”, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) —celebrada en Glasgow (Reino Unido) del 31 de octubre al 12 de noviembre de 2021— reunió a los representantes de unos 200 estados, de los que cabe destacar la reincorporación de EEUU, con el objetivo de acelerar la acción climática para el cumplimiento del Acuerdo de París.
La COP26 se centró en la urgencia y las oportunidades de avanzar hacia una economía neutra en carbono e hizo un llamamiento a la transparencia y rigor de los planes de acción climática, tanto de los gobiernos como de las empresas.
La Conferencia dio origen al Pacto Climático de Glasgow (Glasgow Climate Pact), que contiene las guías de acción política acordadas entre todos los países. Pese a que muestra algunos avances, las expectativas eran mayores dada la urgencia de la acción. El propio secretario general de la ONU, Antonio Guterres, señaló al cierre de la conferencia mundial: “El mundo sigue estando a las puertas de una "catástrofe climática".
El Pacto destaca la mención de que el carbón es la principal fuente del calentamiento global y que existe un compromiso para reducir su uso. Sin embargo, India y China complicaron los avances impidiendo que se firmara el término de “eliminación gradual” de su uso como fuente de energía.
Existe además, un compromiso para imponer metas más estrictas contra la quema de carbón el año entrante.
Algunos puntos clave a destacar son los siguientes:
Por otra parte cabe destacar que a iniciativa de EEUU y la Unión Europea, 103 países (o lo que es igual, el 70% de la economía mundial) se comprometen a reducir esta década un 30% sus emisiones de metano, el gas responsable del 25% del calentamiento global. Así, por primera vez, se incluye a este gas en los acuerdos mundiales con la aprobación de un plan mundial de reducción
¿Pero, van lo suficientemente lejos?
El texto sobre el uso del carbón sigue considerándose débil e insuficiente ya que finalmente sólo compromete a los países a reducir el carbón mediante un “descenso gradual” en lugar de la esperada introducción de una cláusula de “eliminación gradual”.
Tampoco se definen metas específicas sobre una nueva financiación para asistir a los países en vías de desarrollo a lidiar con el cambio climático ya que sólo se habla, en términos generales, de un incremento.
Sin embargo, aunque la ONG ambientalista Greenpeace International catalogó el texto como "débil" también reconoció que el hecho de que exista ya es un logro.
"El leguaje sobre el carbón y los subsidios ahora incluye una referencia a una transición justa y eso es bienvenido", declaró la directora ejecutiva del grupo, Jennifer Morgan.
"Es un llamado de atención a los intereses de los combustibles fósiles, el acuerdo es débil pero si lo desechan tendrán que responderle a la juventud, a la gente en primera línea de los impactos del clima y finalmente a la historia"
El documento, aunque no es legalmente vinculante, se espera que establezca una agenda global contra el cambio climático para la próxima década. La meta es continuar reduciendo emisiones hasta que se llegue a cero neto para 2050.
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