El pasado 1 de agosto se aprobó en el Parlamento de Cataluña la Ley de Cambio Climático, que adopta las bases derivadas de la legislación comunitaria y configura los elementos esenciales para la regulación de este instrumento en Cataluña.
Desde el Observatorio Pirenaico del Cambio Climático querríamos, en primer lugar, felicitaros por este fruto de muchos años de trabajo y nos gustaría haceros algunas preguntas.
El territorio de Cataluña cuenta con una gran extensión de montaña pirenaica, donde los efectos del cambio climático son, incluso, más visibles que en otras zonas no montañosas. En los Pirineos se encuentran ecosistemas sensibles, especies de flora y fauna endémicas, reservas de la biosfera, cabeceras de ríos y reservas hídricas entre otros muchos tesoros naturales. Pero también los Pirineos albergan una población y unas economías vulnerables frente al cambio climático. ¿Cómo crees que la aprobación de esta Ley de Cambio Climático puede repercutir en el territorio montañoso de los Pirineos?
En el preámbulo de la ley se subraya, específicamente, la participación de Cataluña en el Observatorio Pirenaico del Cambio Climático. El motivo es bastante simple: el Pirineo es uno de los territorios más vulnerables a los impactos del cambio climático. Así lo determina el Tercer Informe sobre el Cambio Climático en Cataluña y la Estrategia Catalana de Adaptación al Cambio Climático (ESCACC). La ley establece las medidas encaminadas a la mitigación y adaptación al cambio climático y, por lo tanto, marca el camino a seguir para que los territorios más vulnerables y los sectores socioeconómicos sean más resilientes. Un capítulo entero de la ley establece de qué manera las diversas políticas sectoriales tienen que integrar la adaptación en la planificación y programación en ámbitos como la agricultura y la ganadería, la gestión del agua, la biodiversidad, los bosques y la gestión forestal, la energía o el turismo, actividades presentes en el macizo. Y lo más determinante: la creación del Fondo climático, que se nutrirá de los nuevos impuestos establecidos por la ley, que permitirá la ejecución de acciones, medidas y políticas climáticas en el territorio. Dicho de otra manera: tenemos objetivos, tenemos conocimientos y tenemos fondos para hacer viable la ley en Cataluña.
El OPCC colabora con muchas organizaciones de Cataluña con el objetivo de capitalizar el conocimiento de todos los territorios miembros de la Comunidad de Trabajo de los Pirineos. En concreto es muy valiosa la cooperación con la Oficina Catalana del Cambio Climático y con el Servicio Meteorológico de Cataluña. ¿Qué rol han jugado y jugarán este tipo de organismos en el marco de la nueva ley?
La OCCC sale reforzada como unidad de referencia en las políticas climáticas gracias al ingente trabajo realizado desde el año 2006. Este refuerzo supone nuevas responsabilidades y nuevas tareas, como la elaboración del inventario de emisiones a la atmósfera y de sumideros de CO2 de Cataluña. En relación con el SMC, la ley reconoce, en el artículo 12, la tarea llevada a cabo durante decenios por este organismo y le encomienda la elaboración y revisión de las proyecciones climáticas de Cataluña.
En la lucha contra el cambio climático y en la adaptación a sus impactos las regiones desarrollan un rol cada vez más importante. El Acuerdo de París reconoce en su texto definitivo este rol de las partes no firmantes, es decir, de las regiones, ciudades y otros actores no estatales. Además de la participación activa en el Observatorio Pirenaico, ¿Cataluña es activa en otras redes internacionales?
En la actualidad, Cataluña copreside la presidencia europea de la Alianza de Estados y Regiones del Climate Group que promueve la voz colectiva de estados y regiones de todo el mundo e impulsan una mayor ambición a nivel nacional e internacional en la lucha contra el cambio climático. Cataluña también forma parte del Under2Coalition, un acuerdo de colaboración en materia de liderazgo mundial que reúne a más de 135 gobiernos para alcanzar una reducción del incremento de la temperatura inferior a los 2 grados y cero emisiones en 2050. Por otro lado, Cataluña ha promovido la iniciativa RegionsAdapt que lidera la Red de Gobiernos Regionales por el Desarrollo Sostenible – nrg4SD, un compromiso global para dar apoyo e informar sobre los esfuerzos de adaptación a nivel regional.
Uno de los aspectos más controvertidos de las estrategias de adaptación al cambio climático es su seguimiento y evaluación sucesivos. Cataluña ya ha hecho público el primer informe de seguimiento y evaluación de la Estrategia Catalana de Adaptación al Cambio Climático. Basándose en la experiencia de Cataluña, ¿Qué consejo darías a los territorios subnacionales para facilitar el seguimiento y la evaluación de sus propias estrategias?
Siempre es difícil aconsejar, sobre todo cuando hablamos de adaptación a los impactos del cambio climático, ya que la adaptación tiene un componente muy local. Ahora bien, a partir de nuestra experiencia y a pesar de la falta de una métrica homologada –a diferencia de la mitigación- hay que esforzarse en poder cuantificar el progreso de las medidas de adaptación y, al mismo tiempo, realizar un análisis cualitativo de la eficacia de estas medidas, buscando las barreras y/o deficiencias en su aplicación. Sí que tenemos clara una cuestión esencial: la adaptación a los impactos del cambio climático es una oportunidad excelente para hacer aquello que positivamente sabemos que hay que hacer y que, por las razones que sea, o bien no lo hemos hecho o no lo hemos iniciado con la suficiente intensidad y decisión.
Los Pirineos son una bioregión que no entiende de fronteras y sin embargo cada territorio de los Pirineos tiene sus propios planes, o leyes relacionadas con el cambio climático. Por lo tanto, ¿crees que gracias a la cooperación transfronteriza se podría imaginar en el futuro una Estrategia Pirenaica de Adaptación al Cambio Climático?
No solo es que lo tengamos que imaginar, sino que es necesario: el Pirineo no es solo un espacio de gran biodiversidad; también es la fábrica de agua y un territorio donde la gente tiene que vivir, gestionarlo, ganarse la vida y evitar la despoblación. Hay que ofrecer en este territorio la oportunidad de la que hablaba antes: una nueva agricultura, una nueva forma de producir y gestionar la energía, un turismo que reconozca la singularidad de la cordillera, una ganadería que apueste por la gestión del espacio forestal, etc.
Uno de los papeles del OPCC es generar conocimiento científico y divulgarlo para implementar medidas de adaptación y limitar los impactos del cambio climático, o en algunas ocasiones, incluso para aprovecharlos. ¿Qué experiencias tenéis en Cataluña de interacción con sectores concretos que podrían replicarse en todo los Pirineo?
Nuestra participación en varios proyectos Life, como el Life MEDACC del cual somos coordinadores, o el Life EBRO ADMICLIM o el Life CLINOMICS, en el que somos socios beneficiarios, nos permite establecer dinámicas de trabajo con multitud de actores del territorio: campesinos, ganaderos, propietarios forestales, empresarios turísticos, administraciones locales, ONG's, comunidades de regantes, etc. Es imprescindible abrir espacios de debate y de traspaso de información para que las medidas a emprender sean consensuadas al máximo y con garantías de éxito.
En definitiva, ¿cómo imaginas el futuro del OPCC?
Imagino un Observatorio con entidad jurídica propia, capaz de disponer, mantener y explotar una extensa red de monitorización en colaboración con los centros de investigación, elaborar diagnosis sectoriales y establecer e impulsar las medidas de acción climática necesarias con la implicación de los actores del Pirineo. Seremos una referencia para el resto de cordilleras del mundo, no nos cabe ninguna duda.
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