Naciones Unidas ha publicado el informe “Desarrollo Sostenible de las Montañas” centrado en la vulnerabilidad de los ecosistemas montañosos frente a los desastres naturales, los fenómenos climatológicos y el uso insostenible de los recursos.
Dicho informe incluye algunas recomendaciones para acelerar el progreso hacia el desarrollo sostenible de las montañas, una necesidad urgente para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
En palabras del informe, “los ecosistemas montañosos son muy vulnerables a los crecientes efectos adversos del cambio climático, los fenómenos meteorológicos extremos, la deforestación, la degradación de las tierras y los desastres naturales, de los que se recuperan lentamente. El retroceso y deshielo de los glaciares de montaña en todo el mundo están afectando el ciclo del agua, con efectos cada vez mayores sobre el medio ambiente y los medios de subsistencia en las tierras altas y bajas”.
El Observatorio Pirenaico de Cambio Climático, liderado por la CTP, y su informe « El Cambio Climático en los Pirineos: impactos, vulnerabilidades y adaptación » aparecen mencionados en el punto número 67 del documento, prueba fehaciente de que la labor de difusión y comunicación de los datos recogidos por el proyecto POCTEFA OPCC2 es reconocida más allá de los límites del macizo pirenaico.
En marzo de 2019, la coordinadora del OPCC fue invitada a participar en el evento “Enfrentar el cambio climático en la región de los Pirineos” que tuvo lugar en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York. La jornada fue una iniciativa de la Representación Permanente de Andorra en la ONU, en colaboración con las Representaciones Permanentes de España y Francia.
Como conclusiones de este informe se dan las siguientes recomendaciones para aumento la resiliencia ante el cambio climático y los desastres y protección de la biodiversidad:
a) Elaborar y aplicar medidas para fortalecer la capacidad de adaptación y la resiliencia al clima de las comunidades de montaña y reducir la exposición a los riesgos climáticos mediante una mayor generación y utilización de información sobre el clima y el riesgo de desastres, la elaboración de mapas y plataformas de riesgos de peligrosidad, la mejora de los sistemas de alerta temprana y la aplicación del enfoque basado en el riesgo en toda la planificación del desarrollo;
b) Elaborar evaluaciones de los efectos del cambio climático y de la vulnerabilidad de los cultivos, el ganado, la pesca, la acuicultura y la silvicultura, así como de quienes dependen de esos sectores para su subsistencia;
c) Promover la adaptación basada en los ecosistemas, de conformidad con las directrices aprobadas por la 14ª reunión de la Conferencia de las Partes en el Convenio sobre la Diversidad Biológica en 2018, y la conservación de la vida silvestre de manera inteligente desde el punto de vista climático como instrumentos eficaces para reducir los efectos en las comunidades y las especies;
d) Aumentar la inversión y una sólida coordinación local, regional y transfronteriza para la adopción de medidas concertadas a fin de mantener el calentamiento del planeta a 1,5°C para 2100;
e) Fortalecer las instituciones para promover la adaptación al clima mediante el fomento de la capacidad del personal local para promover enfoques basados en el paisaje y una agricultura que tenga en cuenta el clima.
Esperamos que este tipo de informes alimenten la próxima Cumbre de Acción por el Clima del Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, que se celebrará el 23 de septiembre de 2019 en Nueva Yourk para impulsar la ambición y acelerar las acciones para aplicar el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático.
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