La presencia de nieve en los Pirineos es esencial tanto para la actividad turística como para el control hidrológico, o el funcionamiento de los diferentes ecosistemas. Después de un año 2017 con una presencia de nieve bastante modesta, invierno de 2018 ya aparece como un año extraordinario para la nieve.
Desde mediados de diciembre, las nevadas han sido constantes en las laderas norte y sur de los Pirineos. El espesor de nieve ha superado los promedios estacionales en todas las cadenas montañosas desde principios de febrero, y se ha vuelto incluso excedentario después de las nevadas de mediados de marzo.
A partir del 1 de abril, varios indicadores desarrollados en el marco del OPCC2 permiten calificar esta situación:
- La cobertura espacial de nieve analizada a partir de los datos del satélite MODIS ha estado cerca de los récords obtenidos el año 2000, tanto para las vertientes francesas como españolas (Figura 1).
- El equivalente de agua del manto de nieve simulado en el Pirineo francés (Figura 2) es casi el doble del promedio entre 1981-2010, y se sitúa aproximadamente en un 10º puesto desde 1959 (aunque lejos de 2013, el año récord).
-La reserva de nieve para el llenado de los embalses es el doble de la media de los últimos cinco años en la cuenca del Ebro (Figura 3).
Este diagnóstico se basa en el trabajo continuo dentro del contexto de varios proyectos que contribuyen al desarrollo del OPCC2, y en particular, a los proyectos ClimPy y Piragua. Todos estos proyectos son cofinanciados hasta en un 65% por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) a través de Poctefa 2014-2020.
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